Sermón de La Rev’da. Marcía McRae, La Iglesia Episcopal La Sagrada Familia
Newton Grove, NC, 24 feb. 2019, Séptimo domingo después de la Epifanía, Año C:
Génesis
45:3–11, 15; Salmo 37:1–12, 41–42; 1 Corintios 15:35–38, 42–50;
San Lucas
6:27–38
Según Jesús: le debemos hacer
bien a quienes nos odian. Lo que Jesús nos dice hoy puede parecer dificil, o
imposible.
Póngale atención a lo que nos pide nuestra Colecta de hoy:
“todo lo que
hacemos sin amor no tiene ningún valor”.
¡Que difíciles son los mensajes de hoy!
En el mundo antiguo, muchos grupos creían que la comunidad debería
imitar a su líder.[1]
Escuchamos esto cuando Jesús nos dice:
«Sé misericordioso como Dios es
misericordioso.»
Además, Jesús nos dice:
«Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los
odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los insultan».
La misericordia es liberar a las personas y las circunstancias del
castigo o la consecuencia que merecen. La misericordia es una de las
principales cualidades de Dios.
Piensa en la misericordia que tenemos porque Jesús muere en la cruz por
nosotros. Veamos el amor y la gracia de Dios, que están más allá de nuestro
entendimiento.
El amor que perdona, y de largo alcance de Dios, nos ama a pesar de
nuestros pecados. Dios es misericordioso y nos ofrece la oportunidad de pasar
de la desobediencia, arrepentirnos y volvernos al amor de Dios.
Dios nos llama a compartir su amor con nuestros hermanos y hermanas de nuestra
familia propia y del mundo, incluidos los hermanos y las hermanas que nos han
hecho algo malo. ¿Cómo?
Nuestro Evangelio enfatiza el llamado
de Dios a las actitudes y acciones que buscan el bien de la otra persona y
construyen la comunidad.
Como discípulos de Jesús, debemos dar pasos positivos
que promuevan el bienestar de las personas que están en conflicto, o las
personas con quienes estamos en conflicto. ¿Cómo?
Jesús nos llama a vivir en el amor de
Dios y compartirlo. Jesús nos dice que no juzguemos, sino que nos perdonemos
unos a otros y que amemos a los demás generosamente.
Hacemos esto, mostramos y vivimos la
misericordia que Dios nos ofrece y la esperanza que tenemos porque somos parte
del Cuerpo de Cristo. Podemos ayudar a las personas que enfrentan vidas
destructivas a tener esperanza. ¿Cómo?
Cuando extendemos la misericordia,
nuestra experiencia se profundiza y nos da un sentido de lo que sabremos en la
vida más plena y el amor que experimentaremos después de que muramos y entremos
en la vida más plena.[1]
Cuando extendemos la misericordia,
demostramos a los demás la promesa más completa del amor de Dios. ¿Cómo?
Vemos cómo en la misericordia que
José le dio a sus hermanos en nuestra primera lección hace tanto tiempo. Vemos
cómo en la misericordia en una situación difícil mucho más cercana a nosotros
en tiempo y lugar: los esfuerzos de un hombre por salvar a un hombre de la pena
de muerte en Texas.
Rais Bhuiyan, que trabajaba en una tienda de conveniencia de una gasolinera, recibió un
disparo en la cara y fue casi asesinado por el terrorista estadounidense Mark
Stroman, según leemos en The True American: Murder and Mercy in Texas.
Cuando Stroman atacó a Rais el 20 de
septiembre de 2001, ya había asesinado a otros dos hombres que supuestamente
eran musulmanes, como venganza por los ataques del 9/11 en Nueva York,
Pensilvania y Washington, D.C.
Diez años después de recibir un
disparo y dejarlo por muerto, Rais, un musulmán de Bangladesh, se dio cuenta de
que su fe requería que perdonara a Stroman públicamente, como él nos dijo
cuando habló en un evento comunitario interreligioso en Goldsboro el abril pasado.
Ciego de un ojo y aún viviendo con
algunos fragmentos de bala en su cuerpo, Rais trabajó durante años para que su
atacante se salvara de la pena de muerte. No tuvo éxito.
Pero cuando él y Stroman hablaron por
teléfono antes de la ejecución, Stroman agradeció a Raise por sus esfuerzos, lo
que lo había convertido en una persona mejor.
Como hombre redimido con una
perspectiva totalmente integral y positiva que le faltaba en una vida anterior
y que obtuvo gracias al perdón de Rais, Stroman le dijo a Rais que no tenía
miedo de ir a la cámara de la muerte.
Jesús nos dice
que seamos misericordiosos, que hagamos el bien:
«…[A] ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus
enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren
por quienes los insultan. . . . Hagan ustedes con los demás como quieren
que los demás hagan con ustedes. . . . Con la misma medida con que ustedes den
a otros, Dios les devolverá a ustedes.»
Queridos hermanos y queridas hermanas, Dios nos llama para tener
actitudes y hacer acciones que busquen la bondad y el bien de la otra persona y
crecer y mejorar la comuinidad, la familia humana.
¿Cómo podemos hacer esto?
¡Con la ayuda de Dios!
¿Cómo podemos hacer esto?
Con amor, el amor de Dios que Dios pone en nuestros
corazones a través del sacrificio de Jesús en la cruz y el poder del Espíritu
Santo que nos guía.
¡Gracias a Dios!
Bibliografía
“Comentario del San Lucas 6:17-26” por Leonardo Goyret, Presbítero y Profesor de Biblia y
Teología Sistemática, Iglesia Anglicana, Montevideo, Uruguay. Acesso: 14 de feb., 2019.
https://www.workingpreacher.org/preaching.aspx?commentary_id=3979.
“Commentary on Luke 6:27-38”. Ronald J. Allen, Professor Emeritus of Preaching, & Gospels
& Letters, Christian Theological Seminary, Indianapolis, Ind. Acesso 18 de feb. 2019.
https://www.workingpreacher.org/preaching.aspx?commentary_id=3967
Giridharadas, Anand. The True American: Murder and Mercy in Texas.
New York: W.W. Norton and Company. 2014.
Gracias Rev'da Marcia por compartir su hermoso mensaje. Bendiciones!
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